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División en la paritaria estatal: UPCN acepta y ATE rechaza una suba del 7,5%
El Gobierno nacional propuso aumentos mensuales acumulativos y bonos no remunerativos, pero el gremio ATE lo calificó de “miserable”. UPCN dio el visto bueno, desatando tensiones sindicales.
En una nueva audiencia de negociación salarial en la Secretaría de Trabajo, el Gobierno nacional formalizó su propuesta paritaria para los empleados estatales de la administración pública nacional. La oferta consiste en un incremento acumulativo del 7,5% entre junio y noviembre, sumado a bonos no remunerativos de $25.000 en los tres primeros meses y $20.000 en los tres siguientes.
La propuesta fue recibida con posturas encontradas por parte de los dos gremios más importantes del sector: la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) la aceptó, mientras que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) la rechazó de plano, tildándola de “miserable e inaceptable”.
¿En qué consiste la nueva propuesta paritaria?
La oferta del Ejecutivo nacional se desglosa en aumentos acumulativos por mes, distribuidos de la siguiente manera:
- Junio, julio y agosto: subas del 1,3% mensual
- Septiembre: aumento del 1,2%
- Octubre y noviembre: incrementos del 1,1% cada mes
A estos aumentos se suman pagos no remunerativos por única vez:
- $25.000 en junio, julio y agosto
- $20.000 en septiembre, octubre y noviembre
La suma total acumulada en concepto de aumento salarial alcanzaría el 7,5%, lejos de los niveles de inflación actuales y proyectados. En ese contexto, UPCN argumentó que, pese a ser limitada, la oferta representa un avance que permite evitar la parálisis salarial.
ATE, por su parte, manifestó su total repudio a la propuesta del Gobierno. Su secretario general, Rodolfo Aguiar, fue contundente:
“Este es el Gobierno que peor paga los salarios en la historia. Lo que propone no compensa en lo más mínimo la pérdida del poder adquisitivo que ya sufrieron los trabajadores”.
Aguiar advirtió además que los bonos ofrecidos son “una extorsión” porque no se incorporan al salario y pueden ser eliminados en cualquier momento. Desde su perspectiva, la propuesta no solo resulta insuficiente, sino que también “naturaliza la pérdida de derechos” y consolida un modelo de “ajuste sobre el bolsillo de los estatales”.
El referente sindical también cuestionó el cambio de modalidad de negociación, al pasar de una dinámica de incrementos mensuales a un esquema cerrado por seis meses, lo cual —según dijo— representa “una estrategia que busca frenar cualquier reclamo futuro”.
Tensiones sindicales por la aceptación de UPCN
La aceptación de la propuesta por parte de UPCN generó fuertes críticas desde ATE, que acusó al gremio que conduce Andrés Rodríguez de actuar como “cómplice del ajuste”.
“Sigue siendo inentendible que exista otro sindicato que acepte semejante recorte. A este paso, la próxima reunión no la convoca Julio Cordero (secretario de Trabajo), sino Andrés Rodríguez”, ironizó Aguiar.
Con este escenario, las diferencias entre ambos gremios quedaron al descubierto y tensan aún más la relación interna del sindicalismo estatal, en un contexto donde los trabajadores exigen respuestas urgentes frente al deterioro de sus salarios.
Paritaria a contramano de la inflación
El trasfondo del conflicto paritario tiene una raíz evidente: la pérdida del poder adquisitivo frente a la inflación. Según datos de ATE, en el último año la paritaria otorgó apenas un 20,8% de aumento, frente a una inflación acumulada del 43,5%, lo que deja una diferencia negativa de 22,7 puntos porcentuales para los salarios estatales.
Esa brecha se amplía mes a mes, mientras las negociaciones avanzan en porcentajes que no logran seguirle el ritmo al costo de vida.
¿Qué viene ahora?
Con la aceptación de UPCN, el Gobierno podría avanzar en la homologación del acuerdo y la implementación de los pagos tal como fueron planteados. Sin embargo, el rechazo de ATE anticipa un nuevo conflicto gremial.
Desde ATE ya se baraja la posibilidad de lanzar un plan de lucha, que incluiría movilizaciones, paros y otras medidas de fuerza, en protesta por lo que consideran un “ajuste encubierto” sobre los trabajadores del Estado.
La división sindical también pone en evidencia un dilema más amplio: mientras algunos optan por negociar y aceptar lo que hay, otros apuestan a la confrontación directa para evitar que la paritaria se convierta en una herramienta de precarización.
La última negociación paritaria deja al descubierto no solo la dificultad del Gobierno para ofrecer mejoras salariales reales en un contexto inflacionario, sino también las fracturas internas del movimiento sindical estatal. Mientras UPCN acuerda y ATE rechaza, los trabajadores continúan perdiendo poder adquisitivo, con bonos no remunerativos que no garantizan mejoras sostenidas.
La palabra clave ahora es “paritaria”, pero para muchos empleados públicos, lo que hay es incertidumbre, malestar y un creciente clima de conflicto.
